Cuarta Temporada

4.01: Algo va a Ocurrir

En la práctica de la medicina, los cambios son inevitables. Se crean nuevas técnicas quirúrgicas, las operaciones se modernizan, el nivel de experimentación aumenta. La innovación lo es todo. Nada permanece igual por mucho tiempo… O nos adaptamos al cambio o nos quedamos atrás.

El cambio… No nos gusta, lo tememos. Pero no podemos detenerlos. O nos adaptamos al cambio… o nos quedamos atrás. Duele crecer. Quien te diga que no duele, miente. Pero esta es la verdad. A veces cuanto más cambien, más siguen siendo iguales. Y a veces… Oh, a veces el cambio es bueno. A veces el cambio lo es todo.

4.02: Amor/Adicción

En el hospital, vemos adicciones todos los días. Es impresionante ver las clases de adicción que existen. Sería demasiado fácil si sólo fueran las drogas, la bebida y el tabaco. Yo creo que la parte más dura de mandar a la mierda un hábito, es querer mandarlo a la mierda. Es decir, nos hacemos adictos por un motivo, ¿verdad? A menudo, demasiado a menudo, las cosas empiezan de cero como una parte normal de tu vida y de algún modo cruzan la línea de la obsesión, compulsión, perder el control.

El caso es que la adicción nunca termina bien. Porque tarde o temprano, lo que nos haya tenido drogados… deja de hacer sentir bien y empieza a doler. Pero dicen que no mandas a la mierda al hábito hasta que caes en lo más bajo. ¿Pero cuándo sabes que has caído? Porque no importa cuánto daño nos esté haciendo algo. A veces dejarlo marchar nos duele más.

4.03: Que la Verdad me Hiera

Los doctores dan a los pacientes muchas cosas. Les damos medicinas, les damos consejo, y la mayoría del tiempo, les prestamos toda nuestra atención. Pero con diferencia, lo más difícil que puedes decirle a un paciente es la verdad. La verdad es difícil. La verdad es… complicada. Y muy a menudo la verdad duele. Quiero decir, las personas dicen que quieren la verdad. ¿Pero en serio que la quieren?

La verdad es dolorosa… En el fondo, nadie quiere escucharla, especialmente cuando afecta a lo más cercano. A veces decimos la verdad porque la verdad es todo lo que tenemos para dar… A veces, decimos la verdad porque necesitamos oírlo bien alto para oírnos a nosotros mismos… Y a veces, decimos la verdad porque no podemos más… Y también lo decimos porque lo debemos. Al menos, sólo eso.

4.04: El Corazón de la Materia

En la vida, sólo hay una cosa segura aparte de la muerte y los impuestos… No importa lo duro que lo intentes, no importa lo buenas que sean tus intenciones, vas a cometer errores. Vas a hacer daño a la gente. Van a hacerte daño. Y si quieres recuperarte… Sólo hay una cosa que puedes decir.

Perdonar y olvidar. Eso es lo que dicen. Es un buen consejo, pero no es muy práctico. Cuando alguien nos hace daño queremos devolvérsela. Cuando alguien hace que nos equivoquemos, queremos tener razón. Sin el perdón, nunca se ajustan las cuentas, las viejas heridas nunca se curan. Y lo máximo que podemos esperar es que un día, tengamos la suerte de poder olvidar.

4.05: Persiguiéndote Todos los Días

Hay una razón por el que los cirujanos aprenden a agarrar un bisturí. Nos gusta aparentar que somos científicos duros y fríos. Nos gusta aparentar que somos arriesgados. Pero la verdad es que nos convertimos en cirujanos porque en algún sitio, muy profundo, creemos que podemos deshacernos de lo que nos persigue. La flaqueza, la debilidad, la muerte.

No sólo les pasa a los cirujanos. La verdad es que no sé de nadie que no haya sido perseguido por algo o alguien. Y aunque intentemos cortar el dolor con un bisturí o dejarlo metido en un armario, nuestros esfuerzos normalmente fracasan. Así que el único modo de limpiar las telarañas es pasando página. O dejando que las viejas historias descansen. Que por fin, por fin, descansen.

4.06: Pelea de Kung Fu

Algo pasa cuando se es cirujano. Quizás sea el orgullo, o quizás solamente sea hacerse el duro, pero un verdadero cirujano nunca admite que necesita ayuda a menos que sea absolutamente necesario. Los cirujanos no necesitan pedir ayuda porque son más duros que todo eso. Los cirujanos son cowboys que pulen imperfecciones, son fuertes. Al menos, eso es lo que quieren que pensemos.

La verdad es que a todo el mundo le gusta pensar que puede ser fuerte. Pero ser fuerte no solamente se trata de ser duro. Se trata de asimilarlo. A veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte por una vez. No tienes que ser duro cada minuto de cada día. Está bien bajar la guardia. De hecho, hay momentos en los que es lo mejor que podrás hacer. Siempre que escojas tus momentos con cabeza.

4.07: Atracción Física… Reacción Química

Antes de ser médicos, éramos estudiantes de medicina, lo que significaba que teníamos que pasar mucho tiempo estudiando química. Química orgánica, bioquímica… Lo aprendimos todo de eso. Pero en cuanto a la química humana, sólo importa una cosa. O existe o no.

Química. O existe… o no.

4.08: Eternamente Jóvenes

Llega un punto en la vida en el que oficialmente, eres adulto. De repente ya eres mayor para votar, beber y tomar parte en actividades de adultos. De repente, la gente espera que seas responsable, serio, un adulto. Crecemos, envejecemos. ¿Pero acaso maduramos de verdad?

De cierta manera, crecemos. Formamos familias. Nos casamos, nos divorciamos. Pero la mayoría de veces, seguimos teniendo los mismos problemas que cuando teníamos 15 años. No importa cuánto crezcamos, o cuánto envejezcamos… Siempre estamos tropezando. Siempre estamos haciéndonos preguntas. Eternamente… jóvenes.

4.09: Estréllate Contra Mí, Primera Parte

Nos dedicamos a la medicina porque queremos salvar vidas. Nos dedicamos a la medicina porque queremos hacer el bien. Nos dedicamos a la medicina por las prisas, por la importancia de ello, por la aventura. Pero lo que recordamos al acabar los días son las pérdidas. Lo que nos repetimos cada noche despiertos es el dolor que causamos o lo que no logramos curar, las vidas que perdimos o no pudimos salvar.

4.10: Estréllate Contra Mí, Segunda Parte

Al final del día, la experiencia de practicar la medicina, tiene cierta semejanza con los sueños. Nos metemos en medicina porque queremos salvar vidas. Nos metemos en medicina porque queremos hacer el bien. Nos metemos en medicina por las prisas, por la importancia de ello, por la aventura. Pero lo que recordamos al acabar los días son las pérdidas. Lo que nos repetimos cada noche despiertos, es el dolor que hemos causado, las enfermedades que no hemos podido curar. Las vidas que hemos arruinado o hemos fallado en salvar. Al final del día, la realidad es completamente diferente de lo que esperábamos. La realidad está, al final del día, con más frecuencia que no lo está, al revés y boca abajo.

Algunos días, el mundo parece venirse abajo. Y entonces, de alguna forma, improbablemente y cuando menos te lo esperas, el mundo por sí mismo vuelve a estar bien.

4.11: Posa Tus Manos Sobre Mí

Al principio, Dios creó el Cielo y la Tierra, –al menos eso es lo que dicen. Creó los pájaros en el aire y las bestias en la tierra, y miró a su creación y vio que estaba bien. Y entonces Dios creó al hombre, y la cosa está yendo de mal en peor desde entonces. La historia sigue insistiendo en que Dios creó al hombre a su propia imagen y semejanza, pero no hay mucha prueba de ello. Después de todo, Dios hizo el Sol y la Luna y las estrellas, y hace que todo sea un problema. Y cuando el hombre se encuentra en problemas, que es la mayoría de veces, se convierte en algo más grande que él mismo. El amor o la fe o la religión dan sentido a todo. Pero para un cirujano, la única cosa que tiene algún tipo de sentido es la medicina.

Como médicos, sabemos más sobre el cuerpo humano que en otro momento de nuestra historia. Pero el milagro de la vida por sí mismo es; por qué la gente vive y muere, por qué hieren y son heridos sigue siendo un misterio. Queremos saber el motivo, el secreto, la respuesta en la contraportada del libro… porque el pensamiento de que estemos solos aqui es demasiado para que lo afrontemos. Pero al final del día, el hecho de que congeniemos el uno con el otro a pesar de nuestras diferencias… no importa lo que creamos, es razón suficiente para seguir creyendo.

4.12: Desde el Instinto

Nos gusta pensar que somos seres racionales: Humanos, conscientes, civilizados… Pero cuando las cosas se desmoronan, aunque sólo sea un poquito, la situación se aclara; No somos mejor que los animales. Tenemos pulgares… Pensamos… Caminamos erectos… Hablamos… Soñamos… Pero en el fondo, seguimos atados a nuestras raíces primitivas, mordiendo, sujetando, rasguñando la existencia en este frío y oscuro mundo como el resto de los sapos de árbol y perezosos.

Somos los guardianes de nuestra propia humanidad. A pesar de la bestia que hay dentro de todos nosotros… Lo que nos hace diferentes de los animales, si se puede pensar, el sentir, soñar y amar. Y a pesar de todas las rarezas, contra todo instinto… Evolucionamos.

4.13: Un pedazo de mi corazón

Los grandes cirujanos no se hacen, nacen. Eso conlleva gestación, incubación, sacrificio… Mucho sacrificio. Pero una vez que la sangre y los intestinos y las cosas pegajosas se han lavado, ¿en qué cirujano te conviertes? Merece la pena.

Dar a luz puede ser algo mágico e intenso, ¿pero el acto en sí mismo? No es exactamente placentero. Pero también es el comienzo… de algo increíble… algo nuevo… algo impredecible… algo cierto… algo que merece la pena amar… algo que vale la pena perder. Algo cambiará tu vida… para siempre.

4.14: Lo Apropiado

Hay una persona en mi cabeza. Es brillante, capaz… Puede insertar tubos en el pecho y realizar craneotomías. Puede atender una urgencia sin asustarse. Es realmente una buena cirujana… Incluso un gran cirujano. Ella soy yo, sólo que mucho mejor.

Ha sido un buen día. Igual hasta un grandioso día. He sido una buena médica… Incluso cuando era difícil. Lo era, en mi cabeza. Hubo un momento en que pensé: no puedo hacerlo. No puedo hacerlo sola. Pero cerré los ojos e imaginé haciéndolo. Y lo hice. Obstruí mis temores… y lo hice.

4.15: Perdiendo la Cabeza

El problema de ser residente es que te sientes loca todo el tiempo. Que no has dormido en años. El pasar todo el tiempo rodeado de personas engrandece la locura. Nubla la habilidad de diferenciar lo que es normal. En ti y en cualquier otro. Y la gente constantemente pidiéndote que les digas cómo lo están haciendo. ¿Cómo diablos se supone que lo sepa? Ni siquiera sabes cómo lo haces tú.

No te preguntes por qué la gente se vuelve loca. Pregúntate por qué no lo hacen. Enfrentando todo lo que perdemos en un día… En un instante…. Pregúntate qué demonios nos hace soportarlo.

4.16/17: Libertad

Mi madre solía decir que para el cirujano, un día sin muertes, es un regalo preciado. Cada día enfrentamos la muerte. Cada día, perdemos vidas. Y cada día esperamos una permanencia de ejecución. Estamos conectados con la muerte. Encadenados… como prisioneros… Cautivos.

Deja un comentario